viernes, 3 de octubre de 2014

La prótesis de US$80 impresa en 3D





La nueva mano rosa de la pequeña escocesa Hayley Fraser la hicieron en parte sus padres con un molde de yeso.

David y Zania Fraser estaban desesperados por ayudar a su pequeña de cinco años, que nació sin tener los dedos totalmente formados en su mano izquierda.

El sistema público de salud británico sólo les ofrecía una compleja operación que implicaba injertar uno de los dedos de los pies en la mano, eso cuando la niña tenía tres años.


Ahora Hayley puede hacer "las cosas más simples", como agarrar sus juguetes o andar en bicicleta con confianza.

Desesperados por una alternativa, buscaron en internet.

Y contra todo pronóstico encontraron un aliado en la impresión en 3D, una nueva tecnología más asociada con pistolas, drones y partes de autos que con prótesis para seres humanos.

"Se cumplieron todos sus sueños", dijo el padre de Hayley.

"Ahora puede hacer las cosas más simples: agarrar su osito de peluche, pelar una banana o incluso pintarse las uñas", dijo David Fraser.

También actividades tan básicas en la niñez como andar en bicicleta manteniendo el equilibrio.
Una mano especial


Las prótesis de E-Nable se alejan a propósito de la tendencia a hacer manos los más realistas posibles.

La organización E-Nable, con sede en Estados Unidos, está formada por voluntarios que dedican su tiempo a diseñar y fabricar prótesis para niños.


Cuando empezamos pensabamos más en la funcionalidad, pero ahora se trata mucho más de autoestimaMelina Brown, voluntaria de E-Nable

Entre esos voluntarios hay ingenieros, artistas y académicos universitarios.

Los diseños de E-Nable se distancian a propósito de la tendencia habitual de diseñar prótesis lo más realistas posibles: aquí, los niños escogen los colores que quieren y las piezas están pensadas para llamar la atención y hacer que se sientan orgullosos de sus diferencias.

"Cuando empezamos pensabamos más en la funcionalidad, pero ahora se trata mucho más de autoestima", explica Melina Brown, una de las voluntarias.

Los padres de Hayley notaban que la pequeña de cinco años empezaba a ser consciente de su diferencia y escondía la mano izquierda en las fotos o al conocer a gente nueva.

Precisamente el objetivo de los diseños atrevidos de E-Nable es hacer que los niños se sientan especiales en lugar de avergonzados, por eso ofrecen la opción de adornar con colores vivos prótesis que parecen salidas de una película de ficción.

Zania Fraser confía en que la nueva mano ayudará a reforzar la autoestima de Hayley.
La tecnología detrás


El costo final de las prótesis oscila entre los US$50 y los US$200, dependiendo de los materiales.

La actividad de E-Nable nació del encontronazo digital de dos extraños: un carpintero de Sudáfrica y un fabricante de utilería de Estados Unidos.

Juntos trabajaron en la creación de una prótesis para la mano de un niño sudafricano.

Después, hicieron los planes de su diseño accesibles gratuitamente en internet, para que otros con la misma necesidad pudieran crear su propia prótesis.

Los diseños fueron compartidos en código abierto, así que cualquier usuario los puede descargar, y cualquier experto los puede mejorar y volver a compartir. Los diseños de E-Nable están en código abierto y pueden ser descargados por internet.

En su página web E-Nable ofrece varios diseños y tutoriales en video para ayudar a los interesados a crear sus propias prótesis, además de orientación indiviadualizada si hay dudas.

Cada diseño de prótesis es diferente y el precio final depende de los materiales elegidos, pero según E-Nable el costo final oscila entre los US$50 y los US$200.

David y Zania Fraser hicieron un molde de yeso de la mano de Hayley y después se la enviaron a Frankie Flood, un ingeniero de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, que imprimió las distintas partes con una impresora en 3D y creó la mano en seis semanas.

Ahora, flexionando y rotando su muñeca, Hayley puede mover y controlar las articulaciones y los tendones artificiales de su mano izquierda.

Su nueva mano rosa apenas costó US$80, pero la diferencia que ya está marcando en su vida no se puede medir.

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