Sirven para convertir entre formatos, cortar y empalmar fragmentos, extraer audio, agregar transiciones, efectos y subtítulos y exportar para YouTube; y de regalo, buena música
Lightworks.
Cuando empezó el año prometí dedicarle espacio a algunos programas excelentes, pero poco conocidos. Ya estamos en octubre y la última de esas ediciones fue en mayo. El tiempo vuela, ciertamente. Pero hoy voy a subsanar estos meses en los que hubo noticias, análisis, opinión y humor, pero poco software (al menos para mi paladar). En esta columna les presentaré no ya una buena aplicación, sino cuatro.
El primer programa de esta serie fue el colosal
Space Engine,
en marzo. Siguió el editor de música
LMMS, un clon libre de FL Studio, en
mayo. Hoy le toca el turno al video, un área en el que conseguir buenos editores gratis es, digamos, un arte que roza la nigromancia y donde los conversores de formato suelen tener un prontuario nefasto. De yapa, habrá algo de música.
Editar fotos es de lo más común. Aunque sea para recortarla un poco y encuadrarla mejor, o para corregir los niveles, aplicar un efecto o un filtro, el trabajo con imágenes es algo cotidiano casi desde los inicios de la informática personal. Hasta en el teléfono tenemos apps bastante buenas para eso (Pixlr, Photoshop Express). Instagram, de hecho, incorpora un editor de fotos un poco más que básico.
Los videos, en cambio, son una clase de criatura muy diferente. Lo que grabamos queda como está, por lo general con demasiada extensión, saltos involuntarios, escenas innecesarias, intervenciones no deseadas, varios fuera de foco y así. ¿Por qué? Porque los editores son caros o complicadas o ambas cosas. Así que al final muchos buenos testimonios de nuestra vida quedan relegados a una carpeta que nunca miramos.
Una prueba de que el problema no son los videos sino la falta de buenas herramientas está en que Instagram, Vine y Facebook están repletos de clips sencillos y lo bastante significativos como para retratar adecuadamente un momento.
Pero, ¿qué es editar video?
Hay tres acciones que hacen a la edición de películas digitales. Primero, la conversión entre formatos, en caso de que haga falta. Formatos, códecs y contenedores son cosas diferentes, pero no nos complicaremos ahora con eso. El caso es que podrías necesitar transformar un video en QuickTime (.mov) a AVI (ambos son contenedores). O podrías querer usar H.264 en lugar de MPEG-2. De esto se ocupan los conversores de formatos, y como el tema es espinoso y a la vez casi todo el mundo necesita cada tanto convertir entre formatos, los pícaros de siempre suelen aprovechar esta necesidad para infiltrar cosas no del todo saludables.
El segundo conjunto de acciones asociado con la edición de videos es el de cortar y empalmar fragmentos. Y el tercero, aplicar efectos, subtítulos, transiciones y demás aspectos de un producto terminado.
Antes de ir a las aplicaciones, una aclaración. No mencionaré aquí apps para móviles. Sé que se pueden hacer algunas cositas con una tablet, pero la edición de video (y sonido, fotos en muy alta resolución o en
RAW) sigue siendo un territorio reservado a máquinas con mucho poder de cómputo, mucho espacio de disco y mucha memoria. Como digo siempre, todo bien con las tablets y los smartphones, pero todavía les falta músculo para ciertas tareas. Y si les añadiéramos ese músculo (no sería complicado, de hecho), la batería les duraría no ya medio día, sino media hora.
Así que aquí hablo de la buena y vieja computadora personal con la que podés sentarte y, gracias a las herramientas que menciono a continuación, sacar esos videos en crudo de tu cámara o tu teléfono y, en un rato, tener algo decente para mostrar a tu familia y amigos o, más probablemente, para rememorar en el futuro.
Frená un poco
HandBrake tiene una larga historia en el ambiente del software libre. Es, en esencia, un conversor de formatos que nació en 2003 para transferir el contenido de un DVD al disco duro. Con el tiempo evolucionó en un potente conversor de formatos capaz de leer casi todo lo que se encuentra por ahí y colocarlo dentro de un
MP4 o un
MKV usando
MPEG (
2 y
4),
H.264 y
H.265, que son los códecs más frecuentes hoy. Por ejemplo, podés pasar un video en el formato de
FLV (Flash Video) a MP4, que es aceptado por cualquier editor.
HandBrake.
HandBrake también puede desentrelazar el video y trae un filtro de
decomb, un tipo de desentrelazado inteligente que es aconsejable dejar activo todo el tiempo. También es capaz de hacer cropping (recortar), pasar a blanco y negro, cambiar el número de fotogramas por segundo y una cantidad de cosas más.
Dicen que es difícil de usar. No me lo parece. Todo lo que se necesita es hacer clic enSource (Origen), elegir el archivo por convertir, darle un nombre en Destination(Destino), y listo. Es gratis y funciona en Linux, Mac OS X y Windows. Creo que es una buena alternativa a los
conversores de Pazera, que son muy buenos y con mil opciones, pero que contienen, según
ESET, un adware potencialmente riesgoso. Analicé el instalador en
Virus Total y el resultado dio que era
Probablemente inofensivo. Supongo que no necesito decir que lo que me mete ruido es lo de probablemente.
Un corte y volvemos
Avidemux es otro software con un largo historial: nació en 2001 como una herramienta para extraer el audio de un video;
de allí su nombre. Hoy sirve para cortar y empalmar fragmentos de video y por lo tanto es muy parecido al
VirtualDub, sólo que éste se orienta más bien a la captura de video y sólo funciona en Windows.
Avidemux.
Avidemux permite asimismo convertir entre formatos (con un modo automático muy útil); aplicar una serie modesta de filtros, y extraer sólo la pista de audio (otra cosa que también hace VirtualDub). Es compatible con BSD, Mac OS X, Linux y Windows.
Un trabajo luminoso
Para editar con un nivel más alto de profesionalismo hay que ir a productos comerciales, como
Pinnacle Studio,
Premiere Elements y otros por el estilo. La buena noticia es que también existe
Lightworks, un programa con una historia larga y complicada, pero que, en los papeles, es una excelente alternativa sin cargo para la edición profesional de video. Sus desarrolladores han prometido liberar el código fuente, pero esto todavía no ha ocurrido.
Lightworks requiere registrarse con una cuenta de correo electrónico y su licencia sin cargo dura 7 días. Sí, 7 días, pero esperá. Pasado ese tiempo, hay que ingresar los datos de registro (nombre de usuario y contraseña) en un cuadro de diálogo del programa y listo, la licencia se renueva. Es raro, si me lo preguntan, pero supongo que este paso cumple con la función de informarles a los autores cuánta gente está usando su software. O para evitar que se sigan usando versiones obsoletas.
Lightworks es un editor no lineal y no destructivo y la versión gratis pone un límite en la calidad del video que puede exportarse: sólo permite una resolución adecuada para YouTube. Eso significa que si el original era, por ejemplo, de 1920 x 1080 pixeles, el resultado bajará a 1280 x 720 como máximo. En la mayoría de los casos, esto no es grave.
Ofrece las funciones típicas de los editores profesionales, como efectos, transiciones y subtítulos. Al principio confunde un poco su interfaz -básicamente, porque es diferente de las que hemos visto antes-, pero funciona sobre la misma lógica de todos estos programas: se crea un proyecto, se importan los videos, se crea una nueva edición y finalmente se arrastran los clips para sumarlos a la línea de tiempo. Online hay muchísima ayuda y, en YouTube, tutoriales para casi todo.
La abejita sonora